5 creencias sexuales que te impiden disfrutar
¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no llego al orgasmo? ¿Por qué no siento placer cuando me penetran? ¿Cómo hago para mantener la erección más tiempo? ¿Cuántas veces a la semana tenemos que tener relaciones? ¿Por qué mi pareja no siempre tiene un orgasmo? ¿Por qué ya no hacemos el amor con la misma frecuencia?
Tanto hombres como mujeres nos enfrentamos a una idealización extrema en todo lo que tiene que ver con los encuentros eróticos. El cine, las películas, las canciones, la educación y en definitiva la cultura en la que crecemos, nos crea expectativas muy altas y en ocasiones muy rígidas con respecto a lo que esperamos que sean nuestras relaciones sexuales.
Nuestra satisfacción sexual, está condicionada por dichas expectativas y se ve reducida de forma significativa cuando choca con la realidad de nuestros encuentros, causándonos gran frustración.
Es por ello, que meses o años después de iniciar una relación, llegan las decepciones. La pasión decae, los encuentros se vuelven rutinarios, el placer da lugar al dolor y los encuentros ya no son de película.
Existen varios mitos y falsas creencias que giran en torno a las relaciones sexuales y que alimentan nuestras expectativas cada vez que nos metemos en la cama con nuestra pareja. Mitos que nos impiden vivenciar nuestros encuentros íntimos con mayor naturalidad y disfrute.
Hoy quiero hablarte de 5 creencias sexuales que nos impiden disfrutar y que hacen que las expectativas que ponemos en las relaciones íntimas se disparen:
La penetración tiene que ser placentera
Hemos aprendido que la penetración se encuentra en la cúspide del placer extremo y creemos que no hay práctica que la supere. Tal es así, que muchas parejas consideran que no han tenido relaciones sexuales “completas” si no hay penetración.
Se cree que por sí sola, es lo más placentero que podemos experimentar en pareja. Pero la realidad es que para muchas personas resulta molesta o poco placentera.
Aceptar que la penetración no siempre resultará placentera, es el primer paso que tienen que enfrentar muchas parejas para poder comenzar a disfrutar de sus encuentros íntimos desde una nueva perspectiva.
Cuánto más dura un encuentro, más placer se obtiene
Nos han enseñado a medir la duración de un encuentro íntimo por el tiempo que dura la penetración. Existe la idea generalizada de que, a mayor duración de la penetración mayor satisfacción se obtiene, pero esto no es así.
La realidad es que, si nos excedemos en el tiempo, la penetración continua puede llegar a ser aburrida, dolorosa, causar irritación o infecciones.
Que la penetración dure el máximo tiempo posible suele ser la causa de muchos problemas sexuales. La disfunción eréctil, la eyaculación retardada o la dificultad para llegar al orgasmo son algunas de ellas.
Las relaciones sexuales tienen que ser frecuentes y pasionales
Cuando la pareja pasa el periodo de enamoramiento y desciende la atracción sexual, muchas descubren que tienen diferentes ritmos sexuales. Puede pasar que un miembro de la pareja quiera hacer el amor a diario, mientras que su compañera o compañero sienta satisfacción sexual con un único encuentro a la semana.
Se han realizado varios estudios sobre este tema y todos confirman que la CALIDAD de los encuentros resulta mucho más importante para tener una vida sexual satisfactoria que la frecuencia.
Otra realidad, más difícil de aceptar todavía, es que no todos los encuentros íntimos serán espectaculares, también los habrá normales. Incluso puede que a veces no sean tan buenos como esperábamos.
Darnos cuenta de que nuestra pareja puede no ser compatible sexualmente con nosotros en cuanto a la frecuencia, es uno de los grandes retos que tiene que asumir una pareja de larga duración.
Los orgasmos tienen que ser simultáneos
En el cine nos hemos acostumbrado a ver esto como algo normal, cuando la realidad es que normalmente esto no sucede. Y tiene en su base un pensamiento muy infantil y patriarcal que es que la pareja que se ama de verdad, tiende a hacer todo juntos.
Este modelo que nos han inculcado no sólo nos perjudica a la hora de relacionarnos. También nos perjudica al hacernos creer que lo que es placentero para una persona sexualmente hablando, tiene que serlo también para otra.
Lo más habitual dentro de una relación es que un miembro de la pareja se centre en el placer del otro por momentos y vayan alternando el protagonismo entre los dos.
Muchas parejas que se centran en la búsqueda del orgasmo al mismo tiempo se pierden en el camino. Desconectan de los estímulos eróticos, dejando de vivir el momento y de disfrutar lo que están haciendo.
El orgasmo sucede cuando te dejas llevar por las sensaciones, si te empeñas en buscar un orgasmo simultáneo es muy probable que no lo encuentres.
El orgasmo tiene que estar presente en cada encuentro
Esta expectativa es muy común cuando asociamos el placer al orgasmo. Nos hemos creído que el orgasmo tiene que ser el objetivo principal de cada encuentro íntimo.
¿Acaso un beso no es placentero? ¿Una caricia no es capaz de erizarnos la piel? ¿Estar desnudos piel con piel no resulta excitante?
La realidad de nuestra vida sexual es que en muchas ocasiones puede que no lleguemos al orgasmo y no pasa absolutamente nada.
El encuentro erótico puede ser igual de intenso, estimulante y satisfactorio sin orgasmo.
Recuerda que la comunicación es prioritaria en una relación. Hablar de temas relacionados con la sexualidad no siempre es fácil, pero a medida que te animes a hacerlo, verás que cada vez se torna más natural.
Hablar con nuestra pareja de lo que esperamos que ocurra en la cama es fundamental para derribar estos mitos y reducir las expectativas que tenemos en cada encuentro sexual.
Crear un clima de confianza y hablar con sinceridad de nuestros sentimientos, nos permite alejarnos de estos tópicos y construir una sexualidad más plena.